Hola a tod@s,
He aquí la segunda de tres entradas sobre algunos aspectos de la civilización Maya para tener en cuenta en las partidas de Nahui Ollin (ambientadas en el Yucatán). En este segundo detalle hablaremos brevemente sobre la organización política y territorial existente en el Yucatán de los Mayas, desde los estadios de organización más grandes a los más concretos. Espero que os guste:
Tras
la destrucción de la ciudad Mayapán a mediados del siglo XVI (sede
de la Liga de Mayapán), la península del Yucatán se dividió en
distintas jurisdicciones mayas a modo de provincias o señoríos,
cada una denominada Kuchabal. Dependiendo de la versión
del estudio, se cotejó un número distinto de jurisdicciones (el
antropólogo e historiador Ralph L. Roys (1879-1965) señala hasta
dieciocho distintas).
En
cada una de ellas el máximo poder político, militar y religioso lo
concentraba la figura del Halach Uinik (“el Hombre
verdadero”), asentado en la capital de la jurisdicción bajo su
mando. Esta potestad ejercía todo tipo de funciones religiosas y
políticas, y estaba delimitada y segmentada a lo largo de líneas
genealógicas, siendo exaltado como divinidad suprema en una
estructura de teocracia, y sus sucesores eran los hijos primogénitos
de la línea de sangre principal. Esta
autoridad, a su vez, designaba un conjunto de líderes o caciques
locales, los Batab, que generalmente compartían líneas
de sangre con el Halach Uinik, y cuya función era la de ejercer su
influencia política y administrativas en distintos territorios y
poblaciones (conocido cada uno como Batabil) dentro de la
jurisdicción (básicamente sobre cada uno de los pueblos o Cah que
integraban el batabil).
Como
comentamos, cada uno de los batabiles de cada jurisdicción estaba
formado varias de las unidades mayas de organización social más
pequeñas, el Cah o pueblo, entendido como una manera
de organización política más que territorial (ya que las
subdivisiones con las que contaba y que a continuación comentaremos
podían estar dispersas en el terreno). Por ello el Cah hay que
entenderlo como una municipalidad que aglutinaba funciones
administrativas y militares.
Ahora
bien, cada uno de los Cah estaba, a su vez, formado por distintos
barrios o parcialidades en que éste se dividía. Cada barrio tomaba
el nombre de Cuchteel, término que, tal vez,
sea lo más parecido a la idea de una aldea en sí. Cada Cuchteel
recibía un topónimo y estaba estaban representada por la figura del
Ah Cuch Cab,
una especie de regidor en cargado de diversas tareas (división del
trabajo o miembro recaudador), aunque se cree que el gobierno de esta
entidad fuera colectivo, a través de los distintos jefes de
familias.
Si bien esta unidad de
agrupamiento también poseía funciones políticas y de
administración propias, destacaba además por su unión de
cooperación y ayuda entre sus miembros. Además, cada uno de los
Cuchteel no se aglutinaban en un espacio continuo, sino que se
intercalaban con otros barrios de otro Cah, desmarcándose así que
las demarcaciones territoriales de frontera entre municipio y
municipio en favor de una unión a través de relaciones humanas y
subordinación (ello incluye a los rituales, las ceremonias y el
parentesco) entre los gobernantes y quienes los reconocían de tal
modo.Dentro
de cada Cuchteel, en las distintas residencias de los habitantes
nativos, existía otro nivel organizativo más profundo y, a su vez,
más complejo: el Ch'ibal.
Se trataba de un concepto de familia extensa que ejercían un dominio
sobre una porción de tierra.
Los vínculos de dichas familias no se limitaban a un vínculo de parentesco (patrilineal y exogámico, como los niveles de del Cah y del Cuchteel), sino más bien a uno de filiación, es decir, a un conjunto de uniones políticos similares a los linajes y, sobre todo, a los clanes. Debido al dominio de la tierra, se cree que la lucha por los poderes de explotación, rentas y servicios sobre ella propició distintas facciones y estratos sociales entre los habitantes mayas, lo cual podría decirse que dentro de un Cah existían distintos grupos políticos basados en la idea de la filiación.
Como
apunte final, cabe destacar que en el territorio maya peninsular, el
control social se hacía muy difícil más allá de la centena de
kilómetros debido a las condiciones del terreno, las continuas
guerras, la carencia de una alta densidad demográfica, el entorno
tropical y las relaciones cambiantes en los distintos niveles de
agrupación política y de relación. Por ello lo lógico sería
hablar de la civilización Maya entendida no como un “imperio” y,
apurando ni tan siquiera una “confederación” entre sus
Kuchkabales.
En
la siguiente y última entrada hablaremos de la estratificación
social de la cultura Maya