20 sept 2017

Las Guerras Floridas (Parte III)

¿CÓMO SE EFECTUABA LA GUERRA FLORIDA?

Hay quien considera estas guerras entre pueblos y comunidades aztecas fingidas. Sabemos que no se buscaba la aniquilación del enemigo, ni era factible la rendición de los grupos contendientes, pues el único propósito era la captura de adversarios. A éstos se les hacían prisioneros para los sacrificios posteriores. En el enfrentamiento in situ se utilizaban todo tipo de emboscadas y estrategias, y se utilizaban flechas, lanzas, y por supuesto, la macana. Como protección, los guerreros vestían cotas de algodón y escudos. Desorientar al enemigo era lo propicio antes de capturarle, pero en ningún caso matarle.

El período de guerra se celebraba en tiempos de sequía bélica, en el cual escaseaban los activos de sacrificio. Podría considerarse que las Guerra Florida era una guerra constante en las vidas del Valle de México, tanto para un propósito terrenal (otra forma del tratramiento de las conquistas y batallas contra el enemigo), como divino (en el sentido revitalización religiosa).

Guerreros Águila y Jaguar.
Códice Florentino. S. XVI
Durante la batalla no se arrasaban ciudades ni aldeas, pues como hemos dicho, no era el objetivo en sí. Cuando se capturaba un enemigo, éste tendía una rodilla al suelo y decía “Padre mío”, a lo cual el captor le respondía “Hijo mío”. Esta idiosincrasia de batalla simbolizaba un juego de identidades en ese momento: el captor representaba al Dios Guerrero en medio de la "cacería sagrada", y el capturado a la víctima resginada, "víctima" entendida como ofrenda para el futuro sacrificio religioso.

Tras el prestigio de participar en esta "celebración" bélica, morir sacrificado en un altar era el más alto honor que podría recibir un guerrero, pues su sangre serviría para revitalizar los ánimos divinos en pos de las necesidades de los dioses o la calma de su divina naturaleza. 

A su vez, huir de la contienda en mitad de la misma era una completa deshonra y un sacrilegio.

Cabe destacar que esta celebración constituía un pilar importante para el ámbito militar, pues la participación en las mismas impulsaba a los guerreros en el escalafón bélico con cierto renombre y reconocimiento. Los victoriosos también eran asignados al entrenamiento de hijos de los tecuhtli (del Nahuatl, "dirigiente" o "señor", señores, jueces o miembros tributarios) importantes. Además, la repercusión en la guerra ofrecía al guerrero movilidad social y adquisición de terreros o poder, en ciertas ocasiones.

5 sept 2017

El Fuego de San Antón. Detalle histórico e ideas para Aquelarre

Hoy hablamos de la conocida y extendida enfermedad en la Edad Media llamada “el Fuego de San Antón”, también nombrada como “fuego del enfermo”, “fuego de San Antonio” o “fuego del Infierno”. Os dejo la versión PDF de esta entrada más arriba, en la sección Recursos Roleros.

Se trataba de una enfermedad producida por la ingesta de pan de centeno, infectado previamente por el hongo cornezuelo, cuyos efectos por envenenamiento eran desde alucinaciones y convulsiones hasta contracción arterial con posterior necrosis, así como gangrena en extremidades. La afección principal de este mal se manifestaba con un frío intenso y repentino en todas las extremidades hasta convertirse en quemazón aguda (a veces también en la cara). Otra variante eran intensos dolores abdominales que finalizaban en muerte súbita.

Detalle de Castrojeriz (Burgos)
El único remedio conocido de la época se basaba en peregrinar a la ciudad santa de Compostela. El porqué es simple y a la vez curioso: en Castrojeriz, que distaba de ella unos 450 kilómetros para un peregrino, se ubicaba Hospital de San Antón, es decir, la Casa General de los Antonianos (también llamado San Antonio Abad). La misión de sus frailes eran el auxilio de los peregrinos que portaban el Mal del Fuego. Para ello ofrecían pan de trigo candeal en vez del de centeno (donde el hongo cornezuelo se depositaba). Con reposo en el convento y una alimentación apropiada se les imponía la Tau, símbolo de la orden antoniana como medida de protección de los males del camino (cuya forma era una cruz en forma de T que también portaban los frailes en sus hábitos).

El símbolo Tau
Además, se les tocaban sus extremidades afectadas con un báculo en forma de Tau o les regalaban escapularios a los enfermos para que mejorasen. Los frailes también dejaban alimento y medallones junto al pórtico de la entrada en dos alacenas u hornacinas para los peregrinos que cruzaban el lugar a altas horas de la madrugada. A veces no bastaba con peregrinar para curarse, sino también era necesario acudir a ver al santo y regresar acudiendo de nuevo al convento de San Antón. Cabe decir que la Orden de San Antón fue una congregación fundada en 1095 en Francia, por Gastón de Valloire y su hijo Girondo, sanado de la enfermedad del Fuego de San Antón gracias a las reliquias de este santo. En España era una orden única.

Sus frailes primero fueron laicos, y en 1218 recibieron por bula papal la sanción de orden monástica, constituyéndose como religiosos. Tomando la Regla de San Antonio y adscritos a los Hermanos Hospitalarios, los antonianos tuvieron dos grandes encomiendas en Navarra y diferentes hospitales en Castilla, incluyendo el de Castrojeriz. El convento, por su parte, fundó en 1146 bajo el patrocinio del Rey de Castilla Alfonso VII. Poseía tres naves y la entrada de la iglesia se hacía a través de una portada con seis arquivoltas adornadas de estatuas.

IDEAS DE AVENTURA PARA AQUELARRE:
  • Los jugadores son frailes antonianos que realizan sus quehaceres diarios: rezo, cultivo y cuidado de peregrinos. Una noche acude al convento un tipo aquejado del mal de fuego. Sin embargo, tras recogerlo y darle de cenar, éste desaparece en su celda cuando no hay nadie. A los pocos días una bolsa llena de monedas es encontrada en la celda que le brindaron. ¿Un ladrón que se había colado para guardar un botín? ¿Alguien que ha dejado un regalo de agradecimiento a estos frailes? ¿Algún turbio asunto económico con alguno de ellos?
  • Los habitantes de Castrojeriz (entre los que se incluyen los PJ) sufren los estragos de unos bandoleros que campan en las afueras de la población asaltando peregrinos. Algunos dicen que están bajo la protección de los frailes a cambio de un tributo para su convento, y otros aseguran que son los mismos frailes quienes se lanzan contra los viajeros para obligarles a dar limosna a San Antón antes de marchar a Compostela. El señor de Castrojeriz pedirá a los PJ o a cualquier que se tercie a indagar sobre lo que ocurre realmente.
  • Los jugadores son peregrinos que han llegado a Castrojeriz. Acompañan a un noble castellano hasta el convento, ya que sufre el mal del Fuego... o eso es lo que creen. El noble, que solo es alguien que se ha hecho pasar por tal, sabiendo que desde hace tiempo se esconde en secreto una pequeña reliquia del santo, pretende robarla. Él mismo se ha colocado unas costras en la piel y hará lo que haga falta para llevársela. Cuando esto ocurra, los PJ quedarán abandonados a su suerte, y sin saber muy bien porqué serán perseguidos por los frailes, algún que otro peregrino devoto y los soldados del señor del castillo de Castrojeriz.